Volvíamos del club. Hacía calor (gracias a Dios, con septiembre empiezan estas cosas). Les abrimos un poquito las ventanillas traseras y, claro, hubo quejas. Querían más. El padre les explica que como tomamos Libertador, que es una avenida rápida, no está bueno tener los vidrios muy abiertos porque puede entrar alguna basurita por la ventanilla, o... sarasa (SIC).
"Claro", asegura Santiago, "puede entrar un alcohol". Fer y yo nos miramos. Las posibilidades de que entrara algo por la ventanilla ya eran remotas, pero ¿un botellazo??
Sin que nadie le preguntara nada (los hermanos seguían quejándose y nosotros estábamos tratando de hacer sinapsis) amplía, con tono académico "un alcohol es un pajarito enooorme".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario