Bienvenidos...

Un espacio interior que da a la calle. Algunas historias son internas porque son de esas que pasan dentro de uno y no siempre se cuentan ni se muestran. Otras, porque son de nosotros con otros. Historias de nuestra propia historia o historias contadas desde dentro. Historias internas también es el espacio donde están las cosas de mis hijos, sus anécdotas, algunas de las infinitas escenas que me hacen vivir lo mejor de mi vida: Juli, Fafa y Santi. Por ahora escribo yo. Mañana tal vez escriban ellos.

Que lo disfruten como disfruto de vivirlas y escribirlas. Que sufran junto a mí. Que se alegren. Que compartan o disientan. Como sea, gracias por tomarse el tiempo de leer.

Fer


Las 3 mejores razones

jueves, 27 de enero de 2011

El padre de la novia

Y sí, el momento iba a llegar, indefectiblemente. Hace unos cuantos meses Fafa sobrevoló el tema pero una serie de maniobras elusivas permitieron no entrar en detalles. Pero él no es precisamente de los que compra cualquier huevada que uno le diga. Y si le esquivás un tema, tenelo por seguro, va a volver a la carga.

Anoche estábamos mirando tele con Sol cuando irrumpe el vástago del medio pidiendo y haciendo mimos en simultáneo. Pero el objetivo no era sólo ese, claro. Sin filtros de ningún tipo me pregunta: "Papi, ¿vos cómo hiciste cuando no estabas más con tu novia?". Todavía medio confundido le repregunté: "¿Qué novia Fafa?". "De tu querida... ¿o era tu esposa? La mujer con la que estabas antes de mamá..."

Con Sol nos miramos y yo me di cuenta de que era el momento de explicarle que no siempre el amor dura para siempre. Pero cargaba con todo el prejuicio y esa actitud proteccionista que uno toma cuando les habla de la muerte, o de las enfermedades ajenas o de todo eso que uno no quiere que se imaginen que les puede a pasar a papá y a mamá.

- Sí, era mi esposa.
- ¿Te habías casado? ¿Y cómo hiciste cuando... cuando no estvieron más juntos con tu esposa?

Sol aguantaba la risa de verme literalmente contra las cuerdas. Yo hacía un repaso mental ultra veloz del "Manual de padres en segundas nupcias" buscando el capítulo "Cómo explicar que papá alguna vez se enamoró de otra persona que no es mamá y después se divorció". Obviamente, no lo encontré. Así que mientras que yo decidía usar la técnica más efectiva, decirle las cosas tal cual fueron, Sol  en simultáneo me alentaba en inglés (ya nos queda poco de ese recurso para hablar de algo delante de ellos sin que entiendan), a encararlo  por ese lado.

Recurrí a las técnicas en desuso de locutor para colocar una voz firme y segura. Aclaré la gargante y dije:

- Después de un tiempo de estar juntos nos dimos cuenta de que ya no nos gustaban las mismas cosas, que queríamos cosas diferentes y que había varias otras cosas en las que no estábamos de acuerdo. Hablamos mucho, y como ya no nos queríamos tanto como para estar juntos toda la vida, decidimos que lo mejor para los dos era no estar más juntos y que cada uno pudiera estar con otra gente, conocer a otras personas y seguir cada uno por su lado para poder sentirnos bien y ser felices. Entonces nos separamos... Y al poco tiempo la conocí a mamá-le dije suspirando aliviado por haber saltado la valla, si no con éxito al menos sin voltearla.

- ¿Y fueron a decirle al juez?
- Sí, claro, le dijimos al juez.
- ¿Y al padre?

Intuí que estábamos ante el comienzo de una conversación dificil. Porque explicarle la relación con mi ex suegro era ya demasiado abstracto. Pero fue más difícil de lo que pensaba. Como si fuera poco, a los temas del corazón se sumaron cuestiones religiosas.

- ¿Qué padre, Fafa?
- Al padre del Dios... el señor de la Iglesia.
- No, Fafa, a Dios cada uno se lo dice por su cuenta, de la manera que quiere.

Lo que siguió fue una disquisición bizarra para explicarle que ese señor era cura o sacerdote, pero que le decíamos "padre" pero que no era el "padre de Dios", que Dios no tenía padre. Por suerte evitamos empezar a hablar de Jesús y la Santísima Trinidad...

Pero como todo no podía ser tan fácil (si a lo que acababa de ocurrir se lo puede llamar "fácil") Fafa siguió escarbando...

- Papi ¿y tenés fotos de... de... ?
- ¿De Alejandra?
- Sí, de la que estaba con vos antes de mamá.
- Sí, Fafa, tengo.
- ¿Las puedo ver?

Todavía tengo que desempolvar cajas y ver si rescato alguna foto... Pagaría por saber -más allá de la obvia comparación de belleza de la que su mamá va a resultar vencedora- qué cosas pasan por la cabecita de Fafa para querer saber cómo es que me divorcié y qué lo mueve a querer ver las fotos de "la otra".... Escucho ofertas...

Talento o tá lento

Los varones jugaban al metegol. A la distancia, escuchaba a Santi refunfuñar. Hasta que vino a presentar el reclamo: "Fafa hace trampa". Antes de tomar medidas apresuradas, lo intimé "¿seguro que está haciendo trampa?". Sentenció, indignado "sí, hace trampa, mueve los jugadores mucho más rápido que yo".

viernes, 21 de enero de 2011

Realmente un mal momento

Estábamos en el club, entre semana. Debía ser el único día en el año en que en la cartera no tenía las toallitas húmedas, pero claro, eso no era motivo para que mis hijos no quisieran ir al baño. Porque si hay un aparato que les funciona bien a mis hijos es el digestivo. Les funciona varias veces al día, con ritmo y sin escatimar.

Lo cierto es que no teníamos toallitas húmedas, pero afortunadamente los baños del vestuario de damas tienen bidet. Abrí las canillas y esperamos un ratito a que el agua se templara. Fui a buscar jabón líquido al dispenser, y el agüita seguía saliendo friíta. Cerré la canilla fría y comprobé que, efectivamente, no salía agua caliente. "Sale fría" sentenciaba Fafa cada 15 segundos con cara de "vos no pretenderás que yo". A los 8 minutos, y con el jabón líquido chorreándome a la altura del codo, corté por lo sano "hijo, te mojo, cierro, te enjabono, y luego abrimos un momentito para enjuagar". Sin ninguna convicción, accedió.

Lo mojé, cerré, lo enjaboné y volví a abrir el agua para enjuagarlo. Se movía, se incorporaba, se corría "pero hijo, por Dios, dejame enjuagarte de una vez".

Y entonces alzó la cabeza y me miró. Con una carita que soy incapaz de describir. Desazón, desesperación, resignación. Todo junto en esas facciones microscópicas. Y explicó "es que el agua helada me da en las bolas".

lunes, 3 de enero de 2011

Haciéndonos quedar bien

Hace un año, precisamente durante el almuerzo del 25 de diciembre de 2009, Santiago jugaba con la perra de su prima Camila, y no vio venir la hamaca que le abrió las dos cejas. No vamos a hablar de las 24 horas siguientes a ese instante, porque es preferible que queden en el olvido. Sólo recordemos que, mientras todo aquello sucedía, Santiago se reía y comía chupetines.
Idéntica escena, un año más tarde, alguien evoca el recuerdo. Aseguro "y no hubo modo de que entendiera cómo fue la cosa, se pasó todo el año diciendo que en las cejas, lo que le pasó, fue que lo mordió la perra de Camila". Los demás nos miraban incrédulos, Fer asentía y reafirmaba "cada vez que se acuerda dice que fue la perra de Camila".
Para erradicar toda sombra de duda, lo llamo "Santi, vení, contale a la tía ¿qué te pasó en la frente?". Santi se da vuelta y me mira con gesto suficiente "¡mamá! me golpeó la hamaca".
Sí, quedamos como unos pelotudos. Pero en fin, qué le hace una lancha más al Tigre...