El partido era "raro", porque era un Argentina-Brasil con jugadores que no reconocían. Santi insistía preguntando cuál era Messi y cuál Heinze, y Fafa se ponía nervioso porque no los encontraba. Tal el revuelo, me acerco a mirar para descubrir que estaban mirando, sin saberlo, fútbol femenino.
Eso de modo alguno iba a mellar el entusiasmo de la tribuna, que automáticamente empezó a hinchar y comentar. Todo transcurría normalmente, hasta que Fafa detectó que el árbitro TAMBIÉN era una mujer. "Sí, hijo, tiene que ser una mujer". Lo pensó cinco segundos y asintió "claro, porque si fuera un árbitro varón cobraría como si fuera fútbol real".
No le hice tragar el control remoto porque tiene 7 años.

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