
La amiga que nos lo dio en adopción nos lo entregó en una especie de jaulita descartable, de cartón, que por lo visto Royal Canin entrega ad-hoc, una bolsita de comida y un librito-manual para descubrir qué catzo se hace con este bicho hasta tanto uno se haga alguna idea.
Por supuesto, como la indicación era no molestarlo en absoluto, dejar que el gatito hiciera lo que quisiera sin forzarlo ni perseguirlo, no se lo podía abrumar, y los chicos optaron por leerse el instructivo. Que si las orejas planas significaban tal cosa, que el corte de uñas tal otra, y que las orejas se le limpian con un algodoncito sostenido por una especie de pinza que, para Fafa, era "la tijera".
Previendo la posibilidad de que el tipo saqueara el costurero en busca del utensilio apropiado, le explicamos que no era una tijera sino un instrumento especial. La respuesta, inmediata, fue "¿Y la trajo?", "¿Qué cosa, hijo?", "Digo, si se fijaron si no vino en la caja".
Si el Rasti trae las ruedas y las piezas transparentes, el gato, que vino con alimento y drivers, bien hubiera podido venir con la pinza. Haremos el reclamo al fabricante...