Bienvenidos...

Un espacio interior que da a la calle. Algunas historias son internas porque son de esas que pasan dentro de uno y no siempre se cuentan ni se muestran. Otras, porque son de nosotros con otros. Historias de nuestra propia historia o historias contadas desde dentro. Historias internas también es el espacio donde están las cosas de mis hijos, sus anécdotas, algunas de las infinitas escenas que me hacen vivir lo mejor de mi vida: Juli, Fafa y Santi. Por ahora escribo yo. Mañana tal vez escriban ellos.

Que lo disfruten como disfruto de vivirlas y escribirlas. Que sufran junto a mí. Que se alegren. Que compartan o disientan. Como sea, gracias por tomarse el tiempo de leer.

Fer


Las 3 mejores razones

lunes, 20 de septiembre de 2010

Incondicionalidades de género

Cuando vamos al club, mientras los chicos potrean (para eso vamos al club) Fer y yo jugamos a las cartas.
Era algo que nos encantaba, solos o con amigos, y que las actividades cotidianas nos impiden normalmente. Pero somos unos locos bárbaros: los fines de semana, mientras los niños andan en patines, patineta o monopatín, corren detrás de la pelota o de ellos mismos, los padres nos evadimos, generalmente con la escoba de 15. Un plato.
El domingo jugábamos al Chinchón. Juli llega, pispea el block, y me felicita: yo tenía 60 y pico de puntos contra los -8 que tenía el padre. "No, hija", le explica Fer, "en este juego el que más puntos tiene pierde".
Se quedó un rato conmigo, que le explicaba al oído cómo funcionaba. Pero el éxito seguía acompañando al padre.
Al rato, apurada por los hermanos que empezaban alguna competencia imperdible, mientras se iba sentenció "no importa lo que digan, en todos los juegos el que tiene más puntos gana. Va ganando mamá". Eso es amor.

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